MESA DE OPINIÓN: Libertad, calidad, igualdad de trato y vertebración. Principios pedagógicos básicos. Exigencia, respeto y esfuerzo

Las libertades educativas han sido puntualmente atacadas, por lo que es necesaria una mayor defensa y una mayor implicación de los agentes sociales. La LOE nació con el fin indiscutible de fortalecer la escuela pública, en detrimento de la enseñanza de iniciativa social; esto lo demuestra una planificación estatal excesiva, una intervención en el proceso de admisión de alumnos y una insistencia en el carácter del servicio público de la educación.

            La educación no puede ser un coto de nadie; de ahí que los partidos políticos, renunciando a afanes protagonistas, deben hacer los máximos esfuerzos por lograr lo que la sociedad les está demandando: UN PACTO EDUCATIVO, orientado a garantizar la libertad y lograr una educación de la máxima calidad.

            En dicho pacto, deberían ser tenidas en cuenta las siguientes cuestiones:

  • La garantía de la Libertad de Enseñanza, reconocida en la Constitución y en los Acuerdos y Tratados Internacionales.
  • El derecho a crear y dirigir centros de enseñanza distintos de los creados por los poderes públicos.
  • El reconocimiento y garantía de la complementariedad de las distintas redes educativas.
  •  El derecho de las familias a optar libremente, sin traba alguna, por los centros que respondan a sus convicciones.
  • El derecho de todos los profesionales, sin distinción del centro donde presten sus servicios (públicos o privados) a su dignificación y estímulo, mediante las medidas de apoyo necesarias, a través de un empleo de calidad y una retribución digna, asegurando su formación inicial y permanente para contribuir a satisfacer sus inquietudes profesionales y laborales.
  • Una formación integral de los alumnos.
  • Una financiación suficiente para atender las necesidades reales de la educación y que garantice que todos los centros sostenidos con fondos públicos (públicos y privados concertados) dispongan de los mismos medios y recursos humanos y materiales.
  • La reducción de los elevados índices de fracaso y abandono escolar.
  • La vertebración de nuestro sistema educativo.

 En definitiva, los pilares básicos sobre los que debe asentarse el necesario PACTO son: LIBERTAD, CALIDAD, IGUALDAD DE TRATO Y VERTEBRACIÓN.

PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS A TENER EN CUENTA

  1. Los principios educativos deben prevalecer sobre los políticos y partidistas.
  2. La educación debe fundamentarse en la educación integral de los alumnos dentro de la pluralidad de ofertas de proyectos educativos coherentes, elegidos libremente `por las familias.
  3. Los padres son los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos.
  4. La autonomía pedagógica, organizativa y de gestión contribuyen al aseguramiento de respuestas diversas a la calidad.
  5. La escuela debe acoger a todos, sin discriminación, en igualdad de oportunidades. Ello exige la necesaria dotación de recursos humanos y materiales para garantizar una educación de la máxima calidad.
  6. La educación es un proceso en que deben intervenir las familias, la comunidad educativa y la sociedad.
  7. La cultura del esfuerzo es fundamental para lograr una educación de calidad.
  8. Sólo los mejores profesionales lograrán las bases para despertar el sentido crítico del alumnado.
  9. No a la incertidumbre e inseguridad de los educadores.
  10. No a los agravios comparativos ni a las diferencias educativas entre Comunidades autónomas.

EXIGENCIA, RESPETO Y ESFUERZO,

BASES DE LA EDUCACIÓN

            Ante los Informes PISA que nos vienen alertando desde hace tiempo de los muy bajos resultados académicos en la educación española, vuelvo a demandar, una vez más, un amplio PACTO EDUCATIVO entre los partidos políticos y los agentes sociales de la educación.

            Y  lo demando porque deseo que nuestros alumnos sean lo más competitivos posible y porque quiero que los valores de la exigencia, el esfuerzo y el respeto a los demás compañeros y al profesorado, conformen la columna vertebral de la educación, una educación que se fundamente en la libertad, en la igualdad de oportunidades, en la convivencia, en la tolerancia y en la cohesión del sistema educativo. Acabemos con las dicotomías excluyentes que tanto daño hacen a la enseñanza: pública o privada, científica o humanista, local o global, monolingüe o plurilingüe, católica o anticlerical, permisiva o represiva.

            El carácter político de las sucesivas leyes educativas, influye en los objetivos principales de la educación. La LOE señala unos principios fundamentales: la exigencia de proporcionar una educación de calidad para todos, una igualdad efectiva de oportunidades y el compromiso con los objetivos educativos de la UE. Principios en los que todos podemos coincidir pero discrepar en el proceso para conseguirlos. El esfuerzo compartido que propone la LOE entre todos los agentes sociales, no debe anular el esfuerzo personal del alumno, ya que la educación integral es el camino para ser un ciudadano libre y autónomo y que la formación de hábitos en la familia y en la escuela, contribuye al bienestar social. Sólo desde un  clima escolar y familiar ordenado y afectuoso, desde un alto grado de exigencia, desde el prestigio de la profesión docente, bien considerada y remunerada, acabaremos con el desencanto y el fracaso escolar y responderemos a los desafíos y necesidades del siglo XXI.

            La inclusión de la asignatura “Educación para la ciudadanía” en el currículo ha propiciado que sus defensores y detractores hayan librado sus batallas políticas, ideológicas o religiosas. La tención generada ha confundido a la opinión pública. En mi etapa de Consejero del Consejo Escolar del Estado, me opuse a la inclusión de esta área porque entendía que la contribución a la formación cívica, a través de los valores de la cultura, la paz, la tolerancia, la justicia, la solidaridad, el análisis de la diversidad social, cultural y religiosa, la marginación, la desigualdad y la discriminación, no requieren de una asignatura, sino de la formación transversal que debe impregnar el sistema educativo.

La impartición de esta asignatura debe garantizar el derecho constitucional de los padres y el carácter propio de los centros. Dotemos a los alumnos de una formación adecuada sobre los derechos y libertades que integran la Constitución y los Tratados y Acuerdos Internacionales ratificados por España, hablémosles de la organización del Estado y de su estructura territorial y saquemos de la escuela las cargas ideológicas y de adoctrinamiento. Prestemos la máxima atención a la Lengua, las Matemáticas, las Ciencias y a las Humanidades. Nuestros hijos y la sociedad nos lo agradecerán.

Francisco Vírseda García

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