EL ABUELO MAESTRO

REFLEXIONES DESDE MI TIZA

Por Joaquín Moreno Cejuela

   Según un estudio reciente sobre la población activa, el 80% de las personas entre los 60 y 65 años son ya abuelos. Esto quiere decir que un alto porcentaje de trabajadores de esa edad, muy próximos a conseguir su jubilación, alternan sus obligaciones laborales con la atención, cuando no el cuidado, de sus nietos que son los que te hacen abuelo, no la edad.

      Ya está en marcha la legislación que prolonga la vida laboral hasta los 67 años. ¿Para todos los trabajadores? ¿En todas las profesiones? Estas son las preguntas que deben hacer reflexionar a la clase política. Esperemos que se imponga la sensatez y se indulte de esta carga a los que deben corretear cada día tras nuestros hijos: los maestros. Por el bien de los alumnos y del profesor.

    Los padres, generalmente jóvenes, que despiden cada mañana a su hijo en la clase de educación infantil ante una profesora o un profesor de 65 años, deberían recomendar al niño que guardase su natural vitalidad para cuando regresara a casa. A esa edad no basta buena voluntad por parte del profesor, sino una voz templada, lumbares resistentes, ágiles articulaciones, humor y forma física que soporten el torbellino generado por 25 efervescentes primaveras. ¡Tened cuidado de la “seño”!, debería ser la recomendación matinal de los padres a sus hijos.

   No muy diferente es la situación en los demás niveles educativos. Los jóvenes y adolescentes tienen otras exigencias, no solo académicas, que con dificultad  pueden atender educadores con largos años y experiencia acumulada. Tampoco aquí se suple con buena voluntad.

      Para aquellos profesionales de la enseñanza a los que el paso del tiempo ha respetado una forma física adecuada, un ánimo con excelente vitalidad para ejercer su profesión  y que mantengan su voluntad de seguir en el aula, se debería permitir prolongar su labor educativa. Seguro que sus alumnos, también lo agradecerán. Pero imponer por decreto el ejercicio de la docencia hasta una edad que no responda a las exigencias del educador y del educando, es un agravio a la calidad educativa.

       La sociedad debe tener los recursos suficientes para no dictar leyes cerrando los ojos a una realidad inexcusable. Hay profesiones en las que una retirada a tiempo es un excelente beneficio. La de maestro es una de ellas.

       Al acabar el día me sacudiré las manos manchadas de tiza y entre la nube de polvo que desprenden, pensaré en mantener en forma mis facultades físicas y mentales para atender convenientemente a mis alumnos, antes de que ellos tengan que cuidar de mí.

Comparte:
  • Print
  • email
  • RSS
  • Google Bookmarks
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • del.icio.us
  • Digg
  • PDF
Esta entrada fue publicada en Opinión, Opinión: "Reflexiones desde mi tiza" y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

5 respuestas a EL ABUELO MAESTRO

  1. Alicia dijo:

    Creo que la demanda de los profesores debe estar apoyada, además, por los padres. Como madre de una niña de 7 años no me gustaría que tuviera como profesor a una persona sin ilusión y desmotivada. Esta profesión quema mucho (mi padre lo fue). Es mejor para todos que se incorporen nuevos maestros y ya cogerán experiencia.

  2. Alberto dijo:

    Me gustaría despertar un día y descubrir que el respeto por el maestro ha vuelto a ser el que era cuando yo estudiaba. A nadie (incluyo a alumnos y a sus padres) se le ocurría hacer ni la cuarta parte de cosas que, con el paso del tiempo, he visto o me han contado que alumnos y padres de alumnos han hecho a muchos profesores y que son en buena parte la causa de depresiones, abandonos de profesión y desmotivaciones de personas muy valiosas. Me refiero a agresiones físicas y psicológicas que si son deplorables por parte de los alumnos, son execrables cuando las cometen los que deberían ser ejemplos intachables de buena educación para sus hijos. Tengo cuarenta años y añoro con profunda tristeza aquellos tiempos en los que el respeto al profesor era incuestionable. Cuando algo tan elemental como fundamental se deteriora hasta el punto de perderse, la salud de la sociedad se deteriora a pasos forzados. ¡Ojalá, antes de que la enfermedad se extienda irreparablemente por el cuerpo de nuestra sociedad, se pongan todos los medios para evitarlo!. Lo que será nuestra sociedad en el futuro cercano depende de ello.

  3. ANGELES GONZALEZ dijo:

    Soy profesora de Matemáticas de ESO y Bachillerato y además abuela. Trabajo en un colegio concertado y tengo 57 años. Todavía me quedan unos cuantos años para retirarme y me siento en plena posesión de mis faculatades físicas y mentales. Me gustaría saber si hay algún proyecto para que los nietos tengan puntos para entrar en el colegio de sus abuelos o tengan gratuidad de enseñanza o sean susceptibles de pedir libros a las editoriales o…
    Las relaciones actuales de nietos y abuelos son muy estrechas, tienen un parentesco en segundo grado que es el que se aplica en casos de permisos por enfermedad grave u hospitalización en los convenios.
    Simplemente quería hacer esta reflexión y saber si hay más gente en mis mismas circunstancias.
    Muchas gracias.
    Un saludo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>