La EPA (Encuesta de Población Activa) no deja de sorprendernos con nuevos datos sobre el crecimiento del paro en España. Según los datos del primer trimestre de 2011 en nuestro país hay 4.333.669 desempleados a los que hay que sumar 488.622 parados más, que son excluidos de los datos oficiales porque están realizando cursos de formación o porque cobran subsidios agrarios, como el PER. Sin maquillajes, el paro real afecta a 4.822.291 de españoles.
Las consecuencias son dramáticas: en muchos casos no pueden ni acudir a servicios sociales de empleo, carecen de formación académica, provienen de entornos sociales muy complicados, tienen cargas familiares que a veces les impiden acceder a un trabajo normal, no tienen hábitos o habilidades laborales o no saben a dónde dirigir sus esfuerzos.
No perdamos la esperanza. España puede y debe alcanzar el nivel de vida y de prestigio de las grandes naciones del mundo. Para ello son necesarias políticas económicas consistentes, basadas en la austeridad, en la contención del gasto del Estado y de las autonomías y en la confianza en la libertad y en la iniciativa de los ciudadanos.
Francisco Vírseda García