CONCERTADA, SÍ GRACIAS

La educación ha saltado, por varios motivos, como tema estrella en la campaña electoral. Las movilizaciones, las huelgas sucesivas del profesorado de la enseñanza pública y el vídeo clasista del PSOE, han despertado, si es que alguna vez estuvo dormida, la polémica entre escuela pública y la privada en su vertiente de concertada. Como telón de fondo reaparece, con talante reivindicativo, el lema de “Los fondos públicos para la escuela pública“, como si los contribuyentes ya hubieran renunciado a elegir en libertad el modelo educativo que prefieren para sus hijos.

Sobre este tema, publicamos un interesante artículo de Luis Centeno Caballero, miembro del Equipo jurídico de Escuelas Católicas y experto negociador de esta organización con las administraciones públicas.

Realmente es cierto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Algunos, incluso, no saben salir de su bucle de tropiezos, a pesar de la experiencia y el paso del tiempo.

 La campaña electoral en la que nos encontramos inmersos (cabe pensar si en este país, en algún momento estamos fuera de campaña electoral), vuelve a resucitar los fantasmas más tristes de nuestro pasado (en la negociación de la LOE, era frecuente oír de representantes del Ministerio de Educación y de su grupo parlamentario: “no veáis fantasmas, donde no los hay”). El vídeo del PSOE, “niño rico, niño pobre”, no es un recurso electoral. Es un cortometraje de Halloween. Es una invocación a la demagogia más perversa, una llamada a nuestros miedos más oscuros, a los viejos fantasmas. Eso sí, con una receta final: la enseñanza pública es la única que puede garantizar la igualdad de oportunidades.

 Algunos políticos se olvidan en campaña de que la enseñanza concertada cumple un papel constitucional y la propia LOE habla de complementariedad de las dos redes (pública y concertada) en pie de igualdad. Pero además, en un momento de aguda crisis económica, se hace más apremiante la eficiencia de los recursos, cada vez más escasos. Varios consejeros de Educación han reconocido que la enseñanza concertada es notablemente más barata que la enseñanza pública (la mitad, en muchos casos). La propia Consellería de Educación de Galicia emitía una reciente nota de prensa, declarando dedicar el 11% de su presupuesto a la enseñanza concertada, que escolariza al 28% del alumnado gallego, mientras la pública recibía el 89% de los recursos.

 Con menos recursos, la enseñanza concertada obtiene mejores resultados, consigue más tasas de integración escolar, presenta horarios de atención más amplios, ofrece proyectos educativos que pueden ser elegidos por las familias haciendo realidad la libertad de enseñanza, escolariza más alumnos por unidad con menos profesores, etc.

 Y a cambio recibe el menosprecio de determinados sectores políticos y la pasividad de sus contrarios, pues lo que toca en campaña es apoyar a la enseñanza pública, es lo políticamente correcto.

 Nosotros queremos que se mejore la enseñanza pública, pero no a costa de la concertada, o en contra de ella. Exigimos un mínimo de respeto hacia los titulares, hacia los padres que eligen la red concertada y hacia los profesores y personal no docente que trabajan en ellos desarrollando su proyecto educativo. Los problemas de la enseñanza son muy serios y profundos y necesitan del consenso de todos. Lo peor que puede hacer un partido político, máxime cuando ha ocupado y sigue ocupando responsabilidades de gobierno, es utilizar la demagogia más cruel e injusta como cortina de humo de su propia situación. Ante la pregunta, “¿concertada?”, nuestra respuesta, “sí, gracias”.

 Luis Centeno Caballero
Abogado de Escuelas Católicas

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