¿QUIÉN ME PRESTA UNA ESCALERA…?

escalera+cristo 1REFLEXIONES DESDE MI TIZA

Por Joaquín Moreno Cejuela

   “Cantar del pueblo andaluz / que todas las primaveras/ anda pidiendo escaleras/ para subir a la cruz”. Siempre a vueltas con la cruz y con la cruz a cuestas, como reza, (con perdón), la saeta de A. Machado. Ante un Cristo clavado y moribundo que venera el fervor popular, el poeta prefiere cantar al Jesús vivo que caminó firme sobre el mar. Saeta: suspiro íntimo de poesía y afecto religioso.

    Hay algunos que ahora recorren despachos judiciales demandando escaleras, no para desenclavar al Cristo de los gitanos, como sugiere el poeta, sino para descolgar la imagen de las aulas que puede contaminar la formación de los alumnos. No faltan manos generosas que acuden solícitas a sumar peldaños a esa escalera para que suba a lo más alto. Algunos jueces, también.

            La escuela española no puede presumir de calidad educativa, ni de controlar el abultado fracaso y abandono escolar. Las sucesivas leyes no mejoran la violencia que brota en algunos sectores y la falta de motivación en docentes y estudiantes. Mientras tanto, ajenos y enrolados en su mundo, crece el número de los que andan mendigando escaleras para descolgar, una a una, las cruces de lo alto del encerado. Tal vez, esto es el inicio de la recuperación que todos necesitamos. ¿Será el Cristo colgado sobre el tablero el escollo que entorpece el progreso escolar? Si es así, por mi parte, que no le falte ni un solo peldaño a esa escalera.

            Es de esperar que este afán por preservar de toda contaminación religiosa, ahora iniciada en la escuela, no se extienda a otros focos tradicionales de la cultura. Sería peligroso que los amantes de la escalera se colasen, celosos, en los museos para desnudar de cuadros sus paredes; en los templos y catedrales para tapiar vidrieras y esculturas; en las calles para silenciar sus procesiones y romerías. El espíritu purificador de algunos, les lleva a perseguir el necesario conocimiento de las culturas y creencias que se han prodigado a través de la historia. La ignorancia consentida y protegida, junto a la pobreza de saberes, no pueden ser el precio que la sociedad deba pagar en una falaz defensa de la libertad.

            Mis alumnos ya están en clase y hoy comentaremos el poema de Machado. Nuestra literatura está salpicada de ricos tesoros lingüísticos en páginas imborrables con referencias religiosas. Aún no han llegado a mi aula los de la escalera. En lo alto, junto al calendario, un Cristo descolorido, casi olvidado, descansa en su cruz. He tenido suerte. Creo que hoy la explicación me resultará más fácil y ellos, con la imagen del Cristo delante, lo comprenderán mucho mejor.

            Al acabar el día, me sacudiré las manos manchadas de tiza y entre la nube de polvo que desprenden, pensaré en pedir prestada una escalera para que mis alumnos la suban y se asomen, desde el respeto, a la cultura, a toda la cultura, aunque sea religiosa.

Comparte:
  • Print
  • email
  • RSS
  • Google Bookmarks
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • del.icio.us
  • Digg
  • PDF
Esta entrada fue publicada en Opinión: "Reflexiones desde mi tiza" y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>